LOS SERVICIOS BANCARIOS EN EL MERCADO LIBRE
DOI:
https://doi.org/10.52195/pm.v21i1.940Abstract
De todos los servicios que se prestan en el mercado estatizado, probablemente el bancario sería el que más cambiaría al vivir en la sociedad libre, donde reina la eterna Ley Natural. Como he explicado en otro sitio, la mayor fuente de ingresos de los bancos en un sistema bancario de reserva fraccionaria es la concesión de créditos ex nihilo. El dinero de dicho crédito es dinero creado literalmente de la nada, o dicho claramente, es dinero falsificado que, tras pasar por el balance del banco, pasa a engrosar directamente su cuenta de resultados. Se trata de un mega delito piramidal continuado, tan sencillo, en el fondo, de perpetrar como lo siguiente:
1) Tener permiso de la mafia estatal para falsificar dinero, lo que se hace tan sólo tecleando unas cifras en un ordenador personal, sin costo de impresión alguno.
2) Blanquear el dinero falsificado prestándoselo a alguien, y, to add insult to injury, cobrándole además un interés por ello.
3) Contabilizar el importe de dicho préstamo en sus balances como activos, y teclear ese mismo importe como billetes o depósitos —creados de la nada— en el pasivo.
4) Recibir periódicamente del cliente estafado los pagos de los intereses más la devolución del capital, que el cliente deberá pagar en dinero real, en billetes reales, no en dinero falsificado, ya que no dispone de licencia para falsificar como el banco estatista.
5) Cada uno de estos pagos que recibe periódicamente el banco estatista son un 100% de beneficio para el banco, puesto que no ha tenido que invertir nada para falsificar el dinero ni ha fabricado nada.
6) El único “gasto” del banco es el de comunicar al cliente que tiene que devolver el préstamo que le ha concedido, con dinero falsificado, y que el cliente deberá devolver con dinero real, bajo amenaza de embargarle sus propiedades si no lo hace.
7) En su caso, cuando el cliente no pueda realizar alguno de los pagos periódicos comprometidos, embargar sus propiedades para “cubrir” el importe del préstamo de dinero falsificado —es que me da la risa— y obtener así unos ingresos criminales extras, además del importe del capital y de los intereses ya recibidos.